Bailando entre lobos

Este domingo se celebran los Oscars y todas las películas nominadas a mejor film están geniales, no obstante, mi favorita de todas, Call Me By Your Name, tiene muy pocas posibilidades frente a la gran predilecta, Tres Anuncios a las Afueras, sencillamente porque la indignación está mucho más presente que la despreocupación.

Hollywood parece estar usando su temporada de premios para enmendar todos los males sociales de la actualidad. Si el año pasado lograron apaciguar a la comunidad afroamericana -y sobretodo a los caucásicos eternamente avergonzados de sus privilegios-, este año toca compensar de alguna manera el yugo que han soportado las mujeres en la industria del entretenimiento como en toda la sociedad.

Tres Anuncios a las Afueras tiene todas las papeletas para ganar el Oscar a Mejor Película del Año porque vivimos un tiempo de mucho enfado y crispación

Como decía, Tres Anuncios a las Afueras tiene todas las papeletas para ganar el Oscar a Mejor Película del Año porque vivimos un tiempo de mucho enfado y crispación, la misma que siente el personaje de Frances McDormand sin tregua durante todo el metraje. De todas las candidatas a mejor película este 2018, es la que mejor traduce ese sentimiento que podemos albergar todos «a flor de piel» desde que no sabemos desconectar de las fuentes de información, y que se viene arriba cada mañana cuando repasamos los titulares. La ira que despierta la incredulidad imperante se sacia mucho más con la película de Martin McDonagh que con la cinta de Luca Guadagnino, cuyos personajes son extremadamente educados y con acceso a una vida que la mayoría de las personas solo llegan a vislumbrar en una pantalla de cine o en revistas de moda. En resumidas cuentas, Call Me By Your Name es escapista, mientras Tres Anuncios a las Afueras es afirmativa, y huir hacia la fantasía se lo permiten fácilmente los acomodados, muy mal vistos en estos tiempos de posicionamiento vigilado.

Parece que siempre somos los mismos los que imploramos la calma y defendemos el derecho a bailar como Oliver en aquella plaza de pueblo como si toda la vida fuese una cálida noche de verano, y esto enfurece a los que tienen sobrados motivos para roerse los labios y escupir sobre las alfombras. Los miembros de la Academia de las Artes Cinematográficas son muy conscientes de ello, y más desde que Trump se aprovechó del estatus de esta élite para captar al lumpenproletariado que le entregó la presidencia. Así que no está el patio como para permitirse el capricho de premiar películas como El Hilo Invisible, Ladybird y especialmente Call Me By Your Name.

Parece que siempre somos los mismos los que imploramos la calma y defendemos el derecho a bailar como Oliver en aquella plaza de pueblo como si toda la vida fuese una cálida noche de verano

Por otro lado, Greta Gerwig sí que tiene posibilidades de alzarse con el premio a Mejor Dirección por mérito propio, pero también por esta oportunidad que tiene la Academia de anotarse puntos en la lucha por la igualdad de género. El año pasado la actriz y directora también formó parte del elenco de una cinta que pertenece al mismo universo que Call Me By Your Name y LadyBird, la espléndida 20th Century Women, por la que Anette Bening ni siquiera fue nominada a Mejor Actriz, muy injustamente. Quizás el premio que recibió Patricia Arquette dos años antes por su rol en Boyhood -de características parecidas- sembró la idea entre su membresía de que habían cumplido con el deber de reconocer a las madres solteras de América.

Durante el argumento de la película de Mike Mills se enfrentan el punk de Black Flag contra el art-pop de los Talking Heads, cuyo conflicto se medio resuelve en una divertida escena en la que (SPOILER ALERT) Bening, haciendo de la madre protagonista, trata de entender los gustos de su hijo poniendo sus vinilos mientras éste no está en casa, e intenta bailar aún más torpemente que Armie Hammer al son de ‘Nervous Breakdown’ de Black Flag. Cuando su amigo, interpretado por Billy Crudup, cambia a ‘The Big Country’ de los Heads -murmurando “Here come the art-fags” (Aquí vienen los moñas del arte) antes de que la aguja se clave en el surco-, el baile les sale solo y la madre da a entender con cuál de los dos se queda. En su día se hablaba mucho de los dos polos opuestos que representaban ambas bandas y, generalmente a Talking Heads y al resto de New-wavers, había quien les denostaban por ser bandas para yuppies, alejados de las preocupaciones sociales que grupos como el de Greg Ginn, sí se atrevían a reivindicar.

Antes de aletear los brazos con ‘Love My Way’ de los Psychadelic Furs, y esas irresistibles marimbas de Todd Rundgren -productor del tema-, Oliver y Elio también oyeron a Franco Battiato; la mega estrella Italiana que volvió a ser evocado por los pijísimos Phoenix de Versailles en el lanzamiento de su ultimo álbum Ti Amo. La estética audiovisual de toda la promo, y muchas de las canciones, están inspiradas en los veranos Romanos, en las gelaterias, en los paseos en lancha motora y en el autor de ‘Voglio Vederti Danzare’, todo bajo un filtro ochentero como el período en el que transcurre la cinta de Luca Guadagnino. El tipo de música de Phoenix, como la mayoría de synth-pop y New Wave, nunca desentona en el tipo de fiestas donde la única indignación que se podría manifestar sería por no haber enfriado las botellas de champán a su temperatura adecuada (entre 8 y 10ºC para el que le pueda interesar). Tanto la película Call Me By Your Name como el disco Ti Amo de Phoenix, reflejan un estilo de vida sobre el que un coetáneo de los Furs como el recientemente fallecido Mark E. Smith hubiera vomitado alegremente entre caladas y tragos. En la película, no hay violencia ni se palpa el drama de los desfavorecidos, como en toda la discografía de Phoenix, en la que han llegado a cantar sobre cuero escandinavo entre otras cosas. Su melodrama, aunque no exclusivamente, encaja perfectamente en las vidas de los célebres y honorables miembros de la Academia, portavoces y ejecutores de nuestros sueños, o al menos de los que vivimos para danzar como le gustaría a Battiato. Total, a Mark E. Smith le daría absolutamente igual.

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