Tienes que premiarte YA y tienes que hacerlo sin comprar.

Hay gente que piensa que lo de poner límites, decir no y priorizarse a uno mismo son chorradas espirituales o, peor aún, «cosas que hace la gente egoísta». Lo cierto es que lejos de ser egoísta, es un tema que no tiene nada que ver con el espíritu sino con la salud. ¿Has pensado que le dedicamos más tiempo al cuidado de los dientes que a nuestra propia mente? Igual que cuando cambiamos de estación pedimos un camión de vitaminas para protegernos de la gripazo season, la mente es un órgano vital que también tenemos que cuidar y proteger.

Una de las formas de cuidarse mentalmente es reconociendo pequeños logros que hacemos y recompensarnos por ello. No hace falta sacarse un doctorado ni hacer una obra caritativa para reconocer que hemos hecho algo que nos cuesta. Tanto si has sobrevivido a varios días de mierda como si has tenido un par de ovarios para hablar con tu jefe sobre ese tema peliagudo, la auto-recompensa empieza por valorar que uno ha hecho un esfuerzo por lograr algo. En cuanto a esto,  jamás esperes al reconocimiento de otros para darte un premio. Olvídate de esa falsa modestia ligada al buenismo de fábula que hoy está tan de moda y recuerda eso de que no hace falta que los demás te digan lo guapa que estás para creértelo porque por ahí van los tiros. Aquí lo que importa eres tú.

 

¿Alguna vez te has parado a pensar que le dedicamos más tiempo al cuidado de los dientes que a nuestra propia mente?

Por cierto, irte al Zara a comprarte un par de zapatos no es una recompensa, es un impulso efímero que te pondrá contenta de la forma más superficial y por un período de tiempo muy corto. A tu salud mental le importará un truño. Da igual que te gastes la pasta en el mejor spa de tu ciudad si al final no paras de pensar en todas las cosas que tienes que hacer mientras estás bajo los chorros. Los fines terapéuticos de gastarse dinero en cosas se los inventó la publicidad. De la misma forma, Hollywood se ha empeñado en meternos en la cabeza la puñetera imagen de la chica comiéndose un tarro entero de helado para curar el llano emocional, pero no hay nada más lejos de la realidad. Nunca uses la comida como castigo ni como recompensa. Aquí hablamos de recompensas reales, de que sientas que te has quitado 5 cadenas del cuello, tu mente tenga un orgasmo y de repente seas una mujer nueva siendo la misma persona. Ese es el verdadero premio.

1. Cancela ese café que tanta pereza te da tomar.

Si lo que debería de ser tu momento del día para desconectar lo sientes más como un compromiso u obligación -dices «tengo que» en lugar de «me apetece ver a fulanita»- dile a tu amiga/suegra/persona del pasado con la que intentas mantener la relación que hoy va a ser que no. Existe una maravillosa charla TED titulada The Magic of Not Giving a F*** donde la ponente nos presenta un sencillo método para dejar de invertir tiempo, dinero y energía en cosas que nos importan nada. Y sin pedir perdón ni sentirnos mal por ello. ¿Acaso no te lo mereces? ¡Que le den!

 

2. Descárgate uno de estos podcasts y sal a dar un paseo con el móvil en modo avión.

En Girlboss Radio Sophia Amorusso cuestiona el éxito a través de los testimonios de diferentes mujeres que han construido su propio imperio. Te recomiendo especialmente el podcast donde entrevista a Roxane Gay, autora del libro ‘I’m a bad feminist’. Cuenta cómo cuando era adolescente cogió sobrepeso a propósito para evitar atraer a los hombres tras sufrir una violación en grupo y, con una inteligencia brillante, habla del por qué deberíamos dejar de usar los términos ‘badass‘ o ‘empowering‘ cuando hablamos de mujeres. Pero si en lugar de buscar algo inspirador te apetece otra cosa más entretenida, descárgate los podcast de Esther Perel. ¿Quién no ha muerto de curiosidad por meter sus narices en una sesión de terapia de parejas? En ellos escucharás a la psicóloga ayudar a parejas y matrimonios reales a abordar diferentes situaciones para salvar su relación. Recuerda: paseíto, auriculares, y nada más.

3. Invita a una amiga a tu casa y haced una sesión de workout con Jane Fonda.

Es el clásico GAP de tu gimnasio pero jugando en otra liga. Dato: El outfit noventero es imprescindible.

4. El ritual de Cleopatra.

Lo primero que vas a hacer es poner un cartel en la puerta del baño que ponga do not trespass o mejor PROHIBIDO PASAR. Llena la bañera de agua muy caliente y después échale unos cuantos cacitos de leche en polvo. Si no tienes hijos la leche normal también vale. El caso es que quede bien tupido como en las pelis. Enciende alguna vela, pon un poco de incienso y si no estás leyendo nada coge cualquier libro random y fácil de leer que tengas por casa -revistas no, en el siguiente punto explico por qué-. Finalmente ponte la playlist de Healing Souls de fondo y prohibido coger el móvil en toda la sesión.

5. Sumérgete en el mundo de las «revistas para chicas» de verdad.

Lo que hoy en día se conoce como ‘revistas para chicas’ son en realidad folletos publicitarios con un kit de inseguridades y baja autoestima de regalo. Afortunadamente hay otras revistas digitales que, aunque son menos conocidas, tratan lo que de verdad nos interesa (no sólo moda, belleza y sexo) y nos hacen sentir genial cuando las leemos. Es el ejemplo de Man Repeller (te recomiendo en especial la sección ‘Everything Else’ y a la editora Haley Nehman) y Girlboss.com. Encontrarás artículos como «5 libros que te ayudarán a estar más contenta con tu cuerpo», «los 5 mejores trabajos freelance en Linkedin», «el destino de tu carrera según tu horóscopo» o «¿deberíamos de reescribir las reglas de la infidelidad?». En el caso de Man Repeller, los comentarios que surgen debajo de los artículos entre los lectores y la editora crean una comunidad increíble de mujeres hablando de todo tipo de cosas lejos del marujeo barato de revista.

En la franja horaria entre que sales del trabajo y cenas, ponte ropa cómoda, hazte una infusión y coge tu ordenador para navegar por este universo (¡y métete en las conversaciones de los foros!). Es importante que lo hagas desde el ordenador/tablet y no con el móvil -que ya sabes que tiene que estar en modo avión-.

 

 

 

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