Por qué ‘Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo’ es el mejor programa de la televisión española: bienvenidos a la dimensión desconocida

La televisión nacional tiene un deporte favorito en el que siempre gana: machacar cerebros. Los aplasta, licua y convierte en plasma diarreico. Los hace caldo sin misericordia. Kiko Rivera sepultando civilizaciones enteras de ácaros bajo su elefantiásica gravedad en el sofá de ‘Gran Hermano VIP’. Pedro Piqueras blandiendo en pleno informativo una máscara antigás y un rifle porque resulta que hay ventisca en Cangas do Morrazo. El calvario de soportar a Eva Hache, Dani Rovira, David Guapo y toda esa tropa de monologuistas de piruleta que han colonizado nuestra tele como piojos. Un ninja que lucha contra la Inquisición a golpe de kung-fu en la España de los Reyes Católicos. Los anuncios excrementicios de Mahou. Terelu Campos…

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Kiko Rivera sepultando civilizaciones enteras de ácaros bajo su elefantiásica gravedad en el sofá de ‘Gran Hermano VIP’

Definitivamente la televisión española no es un lugar agradable. Es una turbulencia continua entre ceja y ceja. Masticas la mediocridad a cada segundo noche sí noche también, como si fuera pan gomoso de hace dos semanas. De hecho, y esto es muy gordo, terminas aborreciendo los programas que quieres ver porque te meten minutos de relleno a cascoporro por el esófago, como una rapaz con sus polluelos. ¿Sitcoms con capítulos de hora y media? ¡Basta ya, por favor!

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Pero no todo está perdido. En los últimos tres años nuestra parrilla ha alumbrado una anomalía que me ha devuelto la fe justo cuando estaba a punto de hacer añicos el televisor usando a mi perro como bate de baseball. ‘Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo’ es el extraño salvavidas, un supuesto concurso-reality-yoquesé que se ha convertido en algo mucho más grande: una catarsis de vergüenza ajena, folie y horror que trasciende la caricatura. El viaje de ayahuasca catódica definitivo. Imposible etiquetar este show en el que varias madres buscan pareja para su vástago y ponen a prueba a varios pretendientes que parecen haber superado un casting dirigido por Hunter S. Thompson, Pocholo y Calamardo en el Circuit Festival.

Los pretendientes parecen haber superado un casting dirigido por Hunter S. Thompson, Pocholo y Calamardo en el Circuit Festival

‘QQCCMH’ discurre en una dimensión amorfa que estimula al espectador con reflejos tronchantes de la realidad, como las viñetas enloquecidas de Francisco Ibáñez. Este engendro ha creado un universo propio; un islote de originalidad cuyos náufragos disfrutan como algo nuevo y refrescante, que ya es mucho en España. Una de las claves podría ser el experimento de su moderno lenguaje televisivo. Un hilo musical horterísima y ochentero en la banda sonora que se adapta a las frases demenciales y acciones enajenadas de los protagonistas. Sonidos cartoon y psicofonías histéricas que se hacen imprescindibles para completar las escenas de cada episodio. Manipulaciones del discurso, montajes sibilinos y silencios ensordecedores para acrecentar la sensación general de chaladura… Formalmente, no hay otro programa igual en nuestra tele: ver ‘QQCCMH’ es como leer un cómic loquísimo con personajes de carne y hueso en lugar de monigotes.

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‘QQCCMH’ acaba de estrenar su cuarta temporada con gran éxito de audiencia y el mismo olfato inhumano en los castings para dar con la esencia, la escarpia y el tuétano del freakismo ibéric0

La cosa tiene mérito. El programa acaba de estrenar su cuarta temporada en Cuatro con gran éxito de audiencia y el mismo olfato inhumano en los castings para dar con la esencia, la escarpia y el tuétano del freakismo ibérico. ¿De dónde sacan tantos juguetes rotos? Los hay paroleros, bicharracos lenguaraces que emplean una dialéctica atiborrada de majaderías y aforismos para la posteridad. Los hay p’adentro, hijos más bien silenciosos que lo más femenino que han tenido entre sus piernas ha sido la cremallera de unos Lois. Los hay pijos, monguers, folletis, flipaos, darks, modernos, otakus, hipsters, gays encubiertos… A pesar de su condición de Freakérrimos de España, todos podemos identificar a algún conocido o amigo entre los diferentes modelos expuestos en este mercadillo de la rareza. Eso sí, el programa se ha encargado de buscar un nexo de unión entre las diferentes tipologías de hijos, madres y pretendientes: son todos tan cortos que perderían una partida de damas contra un lavavajillas. Solo puedes sentir una mezcla de ternura, perplejidad e histeria por humanoides que aseguran que los submarinistas bucean con bombonas de butano y utilizan la expresión “me voy por los hilos de Búbeda” para describir un circunloquio.

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En el fondo está ofreciendo una polaroid kitsch de esa España seborreica (y todavía en activo) en la que te casas con el hijo, por supuesto, pero también con la madre que lo parió

La estulticia intergaláctica de la nación tróspida se suma también a un factor que con el tiempo ha cobrado más relevancia si cabe que los propios hijos y sus pretendientes: las madres. Propongo un cambio de nombre, el programa debería llamarse ‘Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo Y Su Complejo de Edipo Y La Que Os Habla, Su Madre Esquizoide’. Título largo, sí, pero más cercano a la realidad que la actual cabecera. El programa de Cuatro se ha convertido en un canto al poder de la mamá castradora, esa madre española metomentodo que conspira cosa mala, estudia a los pretendientes con ojos achinados y decide el futuro amoroso de su minino con faja de hierro. Esa presencia constante detrás de la oreja, ese pestiño a laca del que nunca se librará la nuera, esa María José –la madre de Markus, o mejor dicho el padre de Markus con peluca- que ya se ha convertido en la estrella absoluta de la cuarta temporada. En el fondo, ‘QQCCMH’ está ofreciendo una polaroid kitsch de esa España seborreica (y todavía en activo) en la que te casas con el hijo, por supuesto, pero también con la madre que lo parió.

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Y en toda esta papilla neo-kitsch, el programa juega como nadie la baza de la vergüenza ajena para fidelizar a los que reconocemos como principal alimento la humillación televisiva, el escarnio del prójimo. Y dejamos constancia de ello en la red. Cada vez que hay capítulo de ‘QQCCMH’, Twitter se pone a cuatro patas y la avalancha de comentarios en el ciberespacio se sitúan en la misma línea de erudición que los aforismos del programa; resulta inconcebible ver esto sin el smartphone grapado en la nariz. Y lo más curioso: resulta que en el otro extremo, gracias a los tróspidos, se ha recuperado una tradición de nuestros ancestros que parecía aniquilada por el aislamiento en Red, ni más ni menos que el viejo concepto de quedar con los amigos en casa de alguien, llamar a Domino’s y comprar latas de birra en el paki y ver el capítulo juntos emporrados. ‘QQCCMH’ es un programa grupal e interactivo; un invento diabólico que gusta a locas del coño y chonis, a musculocas y fans de Juego de Tronos, a toda una nueva generación de televidentes españoles que entienden su idioma.

Cuanto más lejos llega el disparate, más fidedigno parece su análisis involuntario de lo que le espera a este país. Escalofrío tróspido

Porque a un nivel más profundo, ‘QQCCMH’ funciona como imagen hipertrofiada de la España absurda y decadente de Rajoy. Las extravagancias de hijos, madres y pretendientes se extreman hasta un punto de caricaturización cósmico, imposible, aunque conectado a la realidad por un imperceptible cordón umbilical que, por alguna razón, nos hace creer que el dislate es real. O mejor dicho, puede ser real. A pesar del maquillaje histérico aplicado por el ma-ra-vi-llo-so equipo de guionistas, los gremlins de ‘QQCMH’ no desentonarían en absoluto en el manicomio de la sociedad actual. Cada vez que te ríes ante las demostraciones de torpeza mental, incultura y borderlinismo de estos freaks, estás también horrorizándote. Hay algo de real ahí. Aunque sabes que la mayoría de extravagancias derivan de actitudes impostadas y líneas de guión muy cabronas, resulta imposible sacudirte la sensación de que, efectivamente, en España pueden existir monstruitos de esta índole. Cuanto más lejos llega el disparate, más fidedigno parece su análisis involuntario de lo que le espera a este país. Escalofrío tróspido.

tumblr_inline_muzabu3RiZ1qjxruvPara terminar, una plegaria a los genios que han parido este invento. En un concurso cuya finalidad importa un comino a sus televidentes – ¿realmente nos hemos preocupado por las posibles parejas surgidas en estas cuatro temporadas? Nah-, creo que el guiñol tendría que aspirar a algo más con vistas a la quinta temporada. Pido encarecidamente un ‘Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo VIP’. Mantener la fórmula. No tocar nada. Meter ruiditos. Humillar a todo quisqui. Toda la parafernalia de siempre pero con famosos. José Fernando y Ortega Cano. Alessandro Lecquio Jr y Ana Obregón. Kiko Rivera y la Pantoja. Roger Pera y Joan Pera. Florentino de La Florence y Marilyn Manson. Nos lo hemos ganado.

1 comentario
  • andaya
    febrero 6, 2015

    Menudo cretino pretencioso, usando cada tres palabras un diccionario de sinónimos con el fin de encontrar la forma más enrevesada de decir algo. ¿Te crees así más culto? Pues mucho no lo eres, cuando no tienes ni idea de lo que es un esquizoide, por ejemplo, pero sólo porque la palabra te parece «molona», «culta», «diferente», pues hala, a decir barbaridades, quejándote de la falta de cultura del medio televisivo mientras tú llenas aquí de verborrea igual de diarreica que la tuya, pues está vacía de conocimiento.

    ¿Buscarás lo que es «esquizoide» cuando leas esto, o seguirás diciendo que esas madres lo son, sin tener NI PUTA IDEA de lo que es?

    A ver si lees más, en vez de querer aparentar que lees.

    Y lo de usar tu perro como bate de béisbol… mira también la definición de «psicópata», vaya a ser que no sepas cómo se llama lo tuyo.

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