2017 _ Un año de visibilidad

Según se mire, 2017 fue un año en el que muchas mañanas apetecía abrir las ventanas de par en par y gritar “JARL!” a los cuatro vientos, – especialmente aquel 11 de Noviembre que tuvimos que despedir al cómico más brillante que ha dado este país-.

Si lograste ignorar el enaltecimiento del neo-fascismo en cada rincón del planeta, los desastres naturales de nivel bíblico, depredadores a la vuelta de cada esquina, persecuciones por defender ideales y estilos de vida o ataques terroristas, creo que 2017 fue un buen año. Al menos se vislumbraron algunos destellos de esperanza para la igualdad en el vital y necesario mundo del entretenimiento.

Oscars So Brown

Poco más de un mes después de la investidura de Donald Trump como presidente de los EEUU, se celebró una ceremonia de los Oscar con una notable presencia de rostros afroamericanos nominados como respuesta a las críticas hacia su gala anterior en las que las principales películas eran más blancas que las bailarinas de porcelana Lladró. En otras partes del mundo tenemos cosas más importantes en las que pensar que si Denzel recibe el reconocimiento que se merece otro año más, pero en los EEUU, donde la tensión racial volvió a escalar estrepitosamente desde la candidatura de Trump, las medidas que tomaron desde la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas pusieron el foco sobre las clases privilegiadas, cuestionando los méritos no solo de los ricos, sino de los que se han beneficiado de un sistema deficiente simplemente por su color de piel.

Una ceremonia de los Oscar con una notable presencia de rostros afroamericanos nominados como respuesta a las críticas hacia su gala anterior

El momento final figurará como uno de los cierres más estrambóticos de una gala de premios. Sobre el escenario, el elenco de La La Land, – una película que el músico y compositor Rostam Batmanglij criticó por su falta de diversidad-, recibió un jarro de agua fría en su momento de gloria -tras una confusión con los sobres de los ganadores- para ceder el premio a la Mejor Película a Moonlight, una peli sobre un camello negro y gay que no habla demasiado. Cualquiera que se entretenga inventándose teorías de conspiración, diría que Moonlight ganó porque hay una agenda detrás de promover la igualdad a toda costa, porque la peli, por mucho que yo la disfrutase, no me emocionó tanto como Manchester By The Sea, ni me entretuvo como La La Land, Comanchería o La Llegada. Pero si hubiese ganado cualquiera de las otras películas en su categoría, ninguna de las personas que lamentan la falta de referentes que les ayudan a encontrar su sitio en el mundo sentiría el alivio que habrán sentido viendo Moonlight, que además de ser una peli sobre un camello negro y gay que habla poco, realmente trata sobre aceptarse a uno mismo y amar libremente.

The Future is Queer

En el mundo de la moda Española, en 2017 perdimos a dos de nuestros embajadores más fascinantes y transgresores; David Delfín y Bimba Bosé. Creador y musa que siempre representaron una joie de vivre libre de prejuicios, perdieron su batalla contra el cáncer. Forjaron su propio camino al margen de los parámetros estéticos que dominan el sector, y se convirtieron en leyendas desde la primera colección que presentaron al público. Más allá de la creatividad que desprendían juntos, inspiraron a muchos jóvenes de todo el país a encontrar sus propias identidades y a no conformarse con roles impuestos por la sociedad.

Entonces llegó Palomo y su revolución de la identidad sexual

Entonces llegó Palomo y su revolución de la identidad sexual. Los expertos en moda debaten sobre sus siluetas y cortes, mientras los demás somos testigos de como cientos de jóvenes rabiosamente modernos inundan sus desfiles y clubs nocturnos como emisarios del propio diseñador, expresándose en un mundo que se había vuelto peligrosamente aburrido y predecible. En escaparates más populares que la alta costura, pudimos disfrutar de jóvenes líderes de opinión como Los Javis, Yo Soy Una Pringada, King Jedet o Brays Efe que ondean la bandera de la libertad de expresión, apareciendo en espacios televisivos de prime time, dando visibilidad al colectivo LGTBQ, abriendo mentes, ganando más seguidores y entreteniendo al personal con es mix de cotidianidad trash que cala tan profundamente en nuestras orillas.

En un año en el que chechenos inocentes fueron perseguidos, torturados y encarcelados por su orientación sexual, y aquí circulaba un autobús naranja lanzando mensajes retrógrados por todo el país, fue más que alentador encender la tele y encontrarte con un programa de máxima audiencia como OT en el que una concursante se besa con su pareja trans con toda la normalidad del mundo.

(Y un programa en el que Guille Milkyway da unas sublimes clases magistrales sobre la historia de la música popular, introduciendo conceptos como la muralla de sonido de Phil Spector a toda una generación de chavales que ni compran revistas musicales ni le ven el sentido a soportes físicos como vinilos o cds, no puede ser tan malo).

Frank y Tyler

Cuando Frank Ocean habló abiertamente sobre su sexualidad en 2012, supuso un estallido en el mundillo del hip hop y r n´b donde siempre ha predominado una actitud bastante homófoba, y más perteneciendo al colectivo Odd Future, a los que se les acusaba de homofobia por muchas de sus letras, a pesar de contar también con Syd entre sus filas. Ese post en tumblr donde Ocean declaraba el amor que sentía hacia otro hombre supuso mucho más para toda una generación de jóvenes que estaban descubriéndose a sí mismos que lo que podría reivindicar Lady Gaga en un videoclip. Es gracias a la honestidad de Ocean que alguien como Young Thug se atreva a posar en la portada de su mixtape Jeffrey luciendo un vestido andrógino, dos meses tras el asesinato de 49 personas en un club gay de Florida, o que el skater profesional Brian Anderson se haya sentido lo suficientemente confiado como para reconocer su homosexualidad públicamente, tras años guardándolo en secreto.

Quizás sea momento de soñar con una colaboración entre DMX y Mykki Blanco

Con sus calculadas y escasas apariciones en publico, esperábamos ansiosos para que Ocean llegara a España para defender sus canciones en directo dentro del Primavera Sound 2017. Pero fue cancelando sucesivamente todas sus fechas en festivales hasta que llegó el FYF Festival en Los Angeles, y el resto del planeta tuvimos que comprobar a través de videos mal grabados con móviles lo que fue probablemente la puesta en escena más megaclass de todo el año. Arropado en una pasarela por unos músicos sentados y unos pantallones proyectando planos cortos de él cantando en directo, realizado por Spike Jonze, con aparición estelar del recientemente separado Brad Pitt hablando por el móvil con ojos glaseados mirando hacia el atardecer Angelino, Ocean demostró que la espera valió la pena (al menos para los pocos afortunados que estaban entre el publico).

Cuatro días antes de su recital en el festival, su amigo Tyler the Creator publicó Flower Boy, su excelente cuarto disco en solitario, que contenía unas letras ambiguas que levantaron todo tipo de especulaciones sobre su condición sexual. Fuese cual fuese la intención del polifacético rapero -cuyas bromas y juegos con la percepción publica son señas de su identidad-, su actitud despreocupada con este tema ha contribuido a normalizar algo tan básico como es las orientación sexual en ámbitos donde no siempre se ha hablado libremente de ello.

Y si hubo una fiesta de la que se habló en 2017, tendría que ser la del cumpleaños de Frank inspirada en el documental Paris Is Burning en la que Tyler desfiló con un fular de plumas y reinó la purpurina. Quizás sea momento de soñar con una colaboración entre DMX y Mykki Blanco.

Woman vs Predator

Sobretodo, 2017 ha sido el año en el que los hombres nos hemos dado cuenta de que iba siendo hora de callarnos un rato y escuchar lo que el resto del mundo tenia que contar. El caso Weinstein abrió una veda que no hizo más que ensanchar declaración tras declaración, caso tras caso, obligándonos a todos a dar un paso hacia atrás, contemplar el alcance de la epidemia de los acosos sexuales y por una vez, dejar de enturbiar las discusiones con razonamientos Damónicos y cipotudos.

2017 ha sido el año en el que los hombres nos hemos dado cuenta de que iba siendo hora de callarnos un rato

Decir «no hay mal que por bien no venga» puede resultar un poco chusco al aplicarlo a los sucesos que impulsaron el movimiento #metoo, pero hay que reconocer que ver consecuencias reales de los actos perpetrados por estos hombres en repetidas ocasiones, por mucho que hayamos admirado el trabajo de muchos de ellos durante gran parte de nuestra vida, enciende una pequeña llama de fé para los que temíamos que el dinero y el estatus podían proteger el comportamiento de un acosador. No es fácil apoyar consecuencias que se determinan fuera de un juzgado y no seré el primero en sentir pudor de un futuro en el que los ciudadanos nos tomemos la justicia por nuestras manos, a pesar de que me entretengan las pelis de Charles Bronson o Steven Segal en las que hacen precisamente eso. A todos nos gustaría que las víctimas reciban algún tipo de paz y compensación espiritual por el calvario que han tenido que soportar durante años en silencio, viviendo bajo la certeza de que ningún sistema estaría a favor de ellas a menos que lo tuvieran todo grabado en cámara. No sé si las víctimas de Louis CK o Kevin Spacey dormirán mejor ahora que las carreras de estos desgraciados comediantes han sido fulminadas sin pasar por un tribunal, pero si a partir de ahora pueden ir a un casting en unas oficinas, acudir a una fiesta de gremio o hacer cualquier cosa con un poco menos de inseguridad que un hombre, habrá merecido la pena.

De aquí a nada no me extrañaría ver a un Lehendakari negro de verdad

Baltasares negros de verdad

Aunque el día de Reyes suceda en la primera semana del año nuevo, ver a personas negras interpretando el papel de Baltasar en todos los reportajes sobre las cabalgatas regionales en los telediarios ha sido el ultimo suspiro de esperanza en un año en el que hemos estado pendientes de la evolución de la diversidad social. Un pesimista me echaría en cara la propagación del reclamo Black Friday unos meses antes en los mismos establecimientos comerciales por donde te encuentras a Melchores, Gaspares y Baltasares, pero tiempo al tiempo. Visto lo visto, de aquí a nada no me extrañaría ver a un Lehendakari negro de verdad.

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