Dije que nanai. Que este cuerpecito de 70 kilos no podría resistir otra golpiza lisérgica, otro apocalipsis renal de cerveza de barril. Que fueron muchos kilómetros dándole al pendoneo, saltando de escenario en escenario sin tener ni idea de quién tocaba, mucho jijiji, jajaja… Esas cosas absurdas que hacemos los que vamos al mejor festival ...