Harto de los toreros

Estoy harto de los toreros, que no de los toros. No tengo nada en contra de estos pobres mamíferos cornudos… Los toros, digo. Aborrezco la tortura animal por diversión, por muy atávico que sea al ritual. Es lamentable que todavía haya gente empeñada en defender algo tan sucio, cobarde y sangriento como “la fiesta nacional”. El propio apelativo “la fiesta nacional” ya resulta de una grandilocuencia abusiva, y determina que lo de destrozar a un bicho indefenso en público es la hostia de divertido, una celebración, la maldita fiesta de todos los españoles, aunque haya un número gigantesco de españoles que la consideren nauseabunda. Pues no. Fiesta nacional y a quien no le guste que se joda. Mentalidad torera 100%. Bienvenidos a España.ole

Sin embargo, no es mi intención perderme en un debate del que ya se ha dicho todo y que en pleno 2016, en una sociedad supuestamente moderna, debería ser historia. El problema de las eternas polémicas taurinas es que tengamos que soportar a esa casta superior de machos alfa -los toreros-, exhibiendo su capacidad testicular ante sus detractores –antitaurinos, pero también españoles y contribuyentes-, con el beneplácito del gobierno, la jet set y los inevitables intelectuales que se gustan defendiendo la barbarie por razones que el pueblo llano izquierdoso y esos guarros con rastas y piojos nunca entenderían.

Esta semana hemos visto cuán ofensiva puede resultar la mentalidad arrogante del torero merced a la enésima boutade de Francisco Rivera, cruzado de la masculinidad castiza e insigne diestro, designado a dedo por Dios Nuestro Señor (y por el papel couché) para salvarnos a todos. Ya sabes lo que ha ocurrido. Rivera ha publicado en su Instagram una foto en la que se le ve capeando una vaquilla ensangrentada con su hija de cinco meses en brazos. Una temeridad en toda regla. Una irresponsabilidad colosal. No obstante, lo que más enerva de la imagen seguramente es la sensación de chulería que transmite, ese olor rancio a hombre macho que antepone las tradiciones de la vieja España al sentido común de los tiempos que corren.

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A todos los que escupieron veneno fascistoide en el asunto de Carolina Bescansa, la diputada de Podemos que llevó a su bebé lactante al Congreso, les pediría que mostraran también las mismas ínfulas justicieras con Fran Rivera, un tipo que no solo se lleva al retoño al trabajo, sino que lo pone en serio peligro, a dos escasos centímetros del lomo ensangrentado de un animal sumamente peligroso e impredecible. Evidentemente, los que se enjuagaron los dientes con sangre con Bescansa ahora callan como putas. Algunos tienen hasta la desfachatez de defender tan lamentable imagen, como si el torero tuviera carta blanca para exhibir comportamientos que en el caso un ciudadano perteneciente a cualquier otro sector laboral serían condenados de forma unánime y contundente.

En España al torero se le ha mimado con la misma irracionalidad que a los futbolistas, incluso más. Al torero se le ha encomendado la misión divina de preservar la pureza de la tradición patria, y tanta responsabilidad de país hace que acabes creyéndote en una especie de campeón nacional, un dios de la testosterona al que España y sus súbditos le deben mucho. El torero vive sumido en la fantasía megalomaniaca de que ha sido elegido por Jesucristo y la Virgen para salvar a su país de la pérdida de sus señas y valores más tradicionales, de ahí que actúe, hable y se mueva por estas tierras como un enviado celestial. El torero cree que su trabajo es más que un trabajo, que hay que estar hecho en una forja divina para vestirse como un árbol de navidad y ponerse delante de un morlaco furioso.

Hago lo que quiero, cuando quiero y delante de vuestras malditas narices, para que veáis que sigo teniéndola más grande que nadie, que soy torero, coño

La terrible foto es una constatación de que los toreros, al igual que políticos, banqueros y otras alimañas, se creen de verdad por encima del bien y del mal. Hago lo que quiero, cuando quiero y delante de vuestras malditas narices, para que veáis que sigo teniéndola más grande que nadie, que soy torero, coño. Mientras escribo estas líneas, Alfonso Alonso, el Ministro de Sanidad en funciones, tan solo le ha dedicado un simpático tirón de orejas al diestro y ha dicho que por parte del Observatorio de la Infancia un simpático toque de atención será suficiente, porque “no es como si lo hiciéramos cualquiera de nosotros”.CAo4SlLWcAAqy_u

Una vez más, la administración juzgando al torero como un ser superior al resto de españoles, al que jamás de los jamases se le caerá el bebé si el morlaco se vuelve loco o cornea donde no debe. Porque el torero no falla. Tú sí. Además, la escena es tan irritante como elocuente: ni al toro ni al bebé se les ha dado la opción de no estar ahí. Han entrado al ruedo obligados por la autoridad masculina y dominante de torero; ambos han sido forzados a participar en el aquelarre sí o sí para solaz del matador. Efectivamente, es una foto asquerosa.

Lo más preocupante del asunto es la respuesta a las críticas por parte de Fran Rivera, quien ha colgado otra foto en la que apreciamos a su padre toreando con un niño, suponemos que él, en brazos. Y leemos lo siguiente: “Se repite la historia. Viva la mejor herencia, el sentimiento, la pureza, honor”. Aquí está lo que más me inquieta de los toreros y sus palmeros, la obsesión por mantener duros los callos del pasado; la obcecación por situarse por encima de los tiempos que corren y validar comportamientos medievales, porque antes se hacía así y así es cómo nos gusta.

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Para colmo, el sainete ha derivado en una demostración de solidaridad que produce escalofríos de vergüenza ajena. Hablo de las fotos que muchos diestros han colgado toreando con sus hijos en brazos: alardeando. Con los cojones sobre la mesa. Rozando lo patético. Como mente colmena, el gremio de los toreros mediáticos no es precisamente brillante, diría que incluso alcanza lo simiesco. El grado de irresponsabilidad que denota esta lluvia de fotografías solidarias a costa de niños pequeños sin capacidad de decisión es cósmico, creo que incluso punible, pero claro, son toreros y en dos días todo se habrá olvidado.

En España estaremos condenados a vivir un enfrentamiento eterno entre ciudadanos con dos dedos de frente que viven en el siglo XXI y el arrogante lobby taurino. Y seguiremos en este bucle mongoloide, mientras el toreo se siga considerando una vértebra fundamental de la escarpia española, y haya tres o cuatro intelectuales de masas que lo defiendan con la insultante flema cañí de Carlos Herrera o la falta de escrúpulos de Fernando Savater, quien llegó a asegurar que montones de parados querrían vivir como el toro de lidia. Resulta difícil no sentir nauseas.

En España estaremos condenados a vivir un enfrentamiento eterno entre ciudadanos con dos dedos de frente que viven en el siglo XXI y el arrogante lobby taurino

toroIIIMe enorgullezco de vivir en Catalunya por muchas cosas, pero la prohibición de los toros me pone de lo más cachondo. Y la resistencia que hemos demostrado ante los numerosos y agresivos intentos de reactivar esta práctica en territorio catalán me parece digna de aplauso. Es un placer despertar las iras de los radicales protaurinos. Y es una gozada indescriptible que un gremio tan presuntuoso, machista y con tantas luces en el traje, pero tan pocas en la sesera, se mantenga alejado de mi ciudad. Lo siento, no quiero toreros cerca de mi casa, no me gusta la gente que se cree tocada por Dios, se considera defensora de la pureza nacional y se pasa por ese abultado paquete de color rosa la sensibilidad de sus conciudadanos. Tan solo espero que mis impuestos sirvan para algo y que el Defensor del Menor haga ver a esta raza de supermachos íberos que la seguridad de los niños está por encima de sus patillas de Algarrobo, sus medallas de santos y sus delirios de grandeza en nombre de la esencia y las viejas tradiciones. A la mierda con las viejas tradiciones, estamos en el año 2016.

“Como está España”, dice Francisco Rivera en un tweet delirante en el que he optado por mantener la ausencia de tildes. “Pensar que he puesto a mi hija en peligro es una barbaridad. Mas segura que en mis brazos no va a estar nunca”. Pues ya puestos, le pediría a Fran Rivera que vuelva a hacerse la misma foto, pero con su hermano Kiko Rivera en brazos. El bueno de Paquirrín agradecería más que nadie estar entre esos bíceps tan masculinos, tan sobrehumanos, tan seguros…

 

8 comentarios
  • Joan
    enero 28, 2016

    Hola maestro!

    100% d’acord!

  • Cristina
    enero 29, 2016

    Brillante, no le quitaría ni una coma

  • Daniel Náger Ariza
    enero 29, 2016

    Supongo que todo lo que ha escrito es su opinión y su punto de vista. Un punto de vista a mi juicio distorsionado por la sublime ignorancia que demuestra ante el conocimiento de la Tauromaquia.
    Le diré que más peligro y más riesgo tiene un niño de tan sólo cinco años en lo alto de una torre humana el cual tiene probabilidades de fracturarse la columna vertebral o en el peor caso morir. También es una costumbre ancestral en la que está en juego la vida de un ser humano, si usted se fija un taurino respetará dicha tradición y no faltará al respeto a quienes la practiquen. Esto, es un hecho de tantos por el cual alguien que ama en todo su conjunto la tauromaquia nunca deseará nada malo a un animal y mucho menos a un ser humano.

    • Gonzalo
      junio 15, 2016

      Pues para no desear nada malo a los animales bien que los matáis en los ruedos y no en dos minutos precisamente sino en bastante tiempo martirizándolos, jodo vaya deseo más raro de no hacer nada malo a los animales el de matarlo en una plaza de toros. A lo mejor en vuestra ignorancia pensáis que los toros no son animales.

  • Noel Feijoo Iglesias
    febrero 20, 2016

    Y llegara el tiempo, donde recordaremos el tiempo, en el que teniamos tiempo, para perder el tiempo…

  • Paloma
    marzo 16, 2016

    ¡¡BRAVO Óscar!

  • Arlybko
    mayo 8, 2016

    Estoy cansado de los moralistas, cansado de esas posturas de juez implacaple. DEJEIS la GENTE en PAZ, y os dejaremos vivir en su mundo gris , mundialista, uniforme, a jugar con videogames en pantallas como unico picante en sus aburridas vidas

  • Gonzalo
    junio 15, 2016

    A mi la actuación de las autoridades en ese caso me pareció buena, para el que no sepa como fue aquí la cito:

    El Defensor del Menor: «Que no se repitan estos comportamientos»

    El Ministerio Público abrió este expediente en protección de la menor después de que la Oficina del Defensor del Menor de Andalucía, dirigida por Jesús Maeztu, le diera traslado de las actuaciones por la foto del torero.

    Asimismo, la Defensoría expresó su «deseo» de que «no se repitan estos comportamientos» y que la repercusión social mediática «sirva para que no sea visto y se acepte como normal dicha actuación».

    fuentes del Ministerio Público han informado a Europa Press de que el departamento que dirige María José Segarra ha decidido archivar el expediente abierto después de haber escuchado […] al propio torero, que ha acudido a la cita acompañado por su mujer, Lourdes Montes, y su abogado, Joaquín Moeckel.

    desde la Fiscalía, se ha requerido a Fran Rivera en esta comparecencia para que, en lo sucesivo, «se abstenga de poner a su hija en situación de riesgo».

    Fuente: http://rtve.es/n/1292081

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